
Mensaje del presidente
Estimados hermanos y abonados de Pozo de Agua:
Un saludo afectuoso para toda esta comunidad en la cual laboro con la cooperación y apoyo de cada uno de ustedes.
Deseo, al igual que toda la Junta de Pozo de Agua, abrir esta página, por virtud de la tecnología, para propiciar otro canal de comunicación con ustedes. En primer lugar, les comparto un “sueño”, una visión.
Un día elevé la mirada hacia arriba y no fueron mis ojos los que vieron, ni mis oídos los que escucharon, sino mi corazón. Lo visto, lo escuchado plasmó un “sueño”, una visión que impulsó mis manos a servir.
En 1978, el Acueducto del Pueblo de Dios: Jesús, Señor y Rey, y luego en 2003, Pozo de Agua, Inc., es producto desde sus comienzos, de este sueño-visión. Como presidente de dicha entidad, abracé una encomienda, y continúo laborando para cumplirla, ascendiendo a la montaña. No por casualidad en la altura es donde nacen las fuentes y los ríos que nos abastecen. Estuve seguro, aun al inicio, que es mejor esforzarse porque el sueño prevalezca, que despertarse en profunda frustración. Por eso, “subo” todos los días al pozo a cumplir el sagrado deber, pues el cristalino don de Dios, ha de llegar a todos los vecinos de esta Comunidad Mesiánica y a quienes la solicitan.
Recordé en un momento, camino al pozo, que también el Maestro fue a un pozo. ¡En el brocal de cuántos pozos se habrá sentado Jesús! Pero ese día, llegó una mujer samaritana a ese pozo, al cual ella acudía todos los días. No obstante, en aquella ocasión halló el Don de Dios que sació su profunda necesidad: encontró al Enviado por Dios que calmó su sed.
Todos, como aquella mujer de Samaria, sentimos la necesidad del agua y resolvemos múltiples menesteres por medio de ella. Este preciado líquido es insustituible. Nos damos cuenta de su importancia cuando desesperadamente buscamos un vaso de agua para calmar nuestra sed, y más aún, si no lo hallamos. Lamentablemente, el agua no es un recurso ilimitado. Afirma UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), de acuerdo a investigaciones realizadas, que el cuarenta por ciento (40%) de la población mundial no disfruta de un servicio de agua potable segura. Añade que debido a la escasez de agua o a la ingesta de agua contaminada mueren diariamente más de mil niños. ¡Qué acerba realidad!
La superficie terrestre se compone de más de dos terceras partes de agua. ¿Por qué no contamos con abundante agua saludable? A pesar de la exuberante cantidad de agua en esta tierra, en su mayor parte, no es saludable o accesible al ser humano. Solo el 2.5% de toda el agua del planeta es dulce; de ese 2.5%, escasamente 0.007% es potable, es decir, apta para su consumo; y se reduce cada año por la contaminación. Dentro de ese 0.007% está el agua de nuestro pozo que desde lo profundo de la tierra brota pura para abastecer a toda esta comunidad. Tantos en nuestro planeta no cuentan con ese beneficio. Hemos de estar agradecidos y ser custodios del regalo que Dios nos ha hecho. Que resuene en nuestro interior lo que dijo Jesús a aquella samaritana, viéndolo desde un doble plano: Si conocieras el don de Dios… Comunitaria e individualmente somos responsables de cuidar el sagrado don del agua para así continuar disfrutando de ese privilegio.
Hemos abierto este espacio para compartir este sueño con cada uno de ustedes, hermanos y abonados de nuestro sistema. Ya que tú eres parte de este sueño, te invito a que juntos labremos la realización del mismo. Te exhorto, además, a que seas centinela que guardas la dádiva sagrada, el agua, que nos ha otorgado el Creador.
Al servicio de Dios y de todos ustedes,
Miguel A. Santiago Díaz
Presidente, Pozo de Agua, Inc.

Junta administrativa
- Miguel A. Santiago Díaz- Presidente
- Luis Alfredo Berríos Rodríguez- Vicepresidente
- Beatriz de L. Pereira Santiago – Tesorera
- Griselle Jorge Ortiz- Secretaria
- Pedro J. Maldonado Suárez – Vocal
- Roberto Blanco Castillo – Vocal
- Luis Alberto Berríos Rodríguez- Asesor comunitario
- Miriam E. Laureano Montañez – Oficial administrativo
- María S. Rivera Torres- Representante de la comunidad

Historia
Génesis hasta Hechos del Pozo
(Acueducto del Pueblo de Dios: Jesús, Señor y Rey)
“El mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños. (Paulo Coelho)
El contemporáneo novelista, dramaturgo y letrista brasileño Paulo Coelho retrata en este pensamiento al valiente y tenaz espíritu de quien no se da por vencido en la consecución de sus sueños, y por lo tanto, forja comunidades con su vida, palabra y ejemplo. Visionarios así: firmes y emprendedores, labran el futuro personal y colectivo. ¿Cuántos soñadores han perseguido incansablemente sus sueños? Todos aquellos que los hayan logrado, a pesar del camino salpicado de sangre. A este tipo de “soñadores”, “visionarios” que no se quedan solo en sueños, sino que coronan su sueño con la obra, a esos, presentamos en esta historia sencilla, real, práctica, y cuyo velado protagonista es el Dueño de todos y de todo, en cielos y tierra. ¡A Él las gracias y la gloria!
Perforar un pozo es empresa relativamente fácil en este tiempo de la tecnología; cinco décadas atrás, cavarlo no era tan sencillo. Sin embargo, unos valientes soñadores dejaron huellas, haciendo camino para que tantos disfrutaran del sagrado don del agua. Sin lugar a dudas, que el 15 de agosto de 1971, brotó la idea de un Pozo, que luego se materializaría, ante la decisión de unos poquitos de vivir un nuevo estilo de vida. El Pozo, realmente lo hincó Dios en lo profundo de unos corazones.
Aconteció que ese 15 de agosto de 1971, unas familias experimentaron en sus vidas el llamado del Señor, por medio de su Padre, Apóstol y Profeta (Padre Padre). A partir de ese momento, procuraban vivir como hijos de Dios, al estilo de nuestro Señor Jesús Cristo. Luchaban cada día por hacer realidad el sueño: la visión de una pequeña comunidad hermanada que compartía sencillamente los bienes que el Creador regala en su naturaleza: la tierra, el agua, los frutos, y los que provee a través del sudor humano: techo, sustento, vestido y otros. Con esa nueva perspectiva, ese Pueblo en gestación peregrinó buscando una Tierra Prometida, que el Señor les mostraría.
Durante un periodo de alegres estrecheces y combates contra todo obstáculo, aquellos “conquistadores” guerreaban contra las limitaciones, y caminaban sin detenerse en busca de la promesa. No fue hasta el año 1977, que este sencillo, pero infinito sueño se empezó a materializar colectivamente. Este pequeño grupo de familias que en 1971 salió de Egipto hacia la Tierra Prometida, se ubicó formalmente en el Barrio Borinquen de Caguas, Puerto Rico, formando una Comunidad Mesiánica, que se ramificaba sin pausa. En sus orígenes, este lugar se componía de unas fincas, antes dedicadas a la agricultura, y que en ese momento sus propietarios dispusieron para la venta.
Luego de adquirir sus respectivos solares, estas manos enérgicas y perseverantes comenzaron a habilitarlos y a preparar sus viviendas. Dichas propiedades no contaban con el servicio de agua potable de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados de Puerto Rico. Esta dificultad no fue un espejismo en el desierto, sino un oasis de bendición.
Sucedió entonces, para los nuevos pobladores de este trozo de tierra en Borinquen, Caguas, como narra el Antiguo Testamento en Génesis 26. Se relata en este pasaje que los pastores del rebaño de Isaac excavaron un pozo que se convirtió en promesa de prosperidad y reposo para ellos. Por la escasez de agua en esas tierras, la vida cotidiana de los antiguos pueblos giraba en torno a los pozos, pues los pozos eran vitales en su desarrollo.
Así como aquellos pastores del rebaño de Isaac cavaron un pozo, que les facilitaría la prosperidad, la comunidad de esta historia que narramos y que empezó a espigar, inició el establecimiento de un sistema de servicio de agua potable. El esfuerzo obtuvo su premio. Todo sucedió como iremos relatando.
Cada familia recién plantada, buscaba con tesón medios para lograr sin tardanza la solución a la carencia de agua potable, como la planta que acaba de nacer y con sus débiles raíces busca con ansias la humedad del suelo. En esa búsqueda y en el proceso de limpieza de los diferentes solares, se descubrió un aljibe, cisterna o tanque de almacenaje de agua. Ningún detalle es casualidad para el soñador incansable, pues aprovecha todo lo que Dios le ofrece para realizar su sueño. Este aljibe se limpió y se le solicitó a la Agencia Municipal de Manejo de Emergencias, para entonces la Defensa Civil, el suministro del preciado líquido. Periódicamente, esta agencia enviaba un camión que les suministraba agua, depositándola en el tanque, de manera que pudieran usarla para las necesidades primordiales. El agua que se usaba para el aseo personal, limpieza y otros menesteres era la de los cuerpos de agua aledaños a la Comunidad.
En la medida que fueron estableciéndose otras familias por el sector, y que se añadieron nuevos hogares, se hizo imperioso explorar otros modos de suplir la necesidad de agua. Bien se dice que la necesidad es madre de la invención. Nace, entonces, una idea, un sueño posible, para remediar la necesidad de estas familias. Con desprendimiento, aunque no sin sacrificio, cada familia aportó, tanto su dinero, como su trabajo, su tiempo y sus ideas, de manera que, como hermanos, impulsaron un nuevo proyecto.
Gracias a la iniciativa de estos pocos, en el año 1978, inició labores el Acueducto del Pueblo de Dios: Jesús, Señor y Rey: un sistema de distribución de agua NONPRASA, que facilitó la noble tarea de proveer el servicio de agua a unas 6 a 10 familias. Estas familias resultaron pioneras en el logro de una parte de un gran sueño, el cual solo Dios conoce cabalmente. Prosiguieron, estas diligentes familias, a la vanguardia en el nacimiento y desarrollo de un pozo que proveyera el agua necesaria a toda la comunidad.
La meta inicial del acueducto era la hinca de un pozo profundo en una de las fincas adquiridas, pues Dios había dotado esta tierra con la bendición del agua que brotaba naturalmente de su corazón virgen. Mucho más que en los tiempos de los patriarcas del Antiguo Testamento, cuyas tierras áridas apenas albergaban agua en sus entrañas, nuestro Dios había bendecido estas tierras con la abundancia del agua, que aún hoy día, mana profusamente en nuestro campo.
Continuamos esta breve historia, con la grata adquisición, de un pozo hincado; logro, que al cabo de corto tiempo, permitió que se enviara el agua extraída, al aljibe existente, por medio de una pequeña red de distribución. El sueño continuaba haciéndose realidad, y es sabido por todos los moradores de esta tierra, que este es solo un capítulo de otro gran Sueño, diseñado por el Dador de todos los sueños nobles.
Muchos se sentían atraídos por el estilo de vida sencillo y fraternal de los humildes residentes de este pueblito, de manera que se añadían más y más familias a esta Comunidad Mesiánica, la cual continuó creciendo en número y en fe. Para atender la creciente demanda del servicio de agua, se decidió identificar un lugar para construir un nuevo tanque, desde donde pudiera fluir el agua por gravedad, disminuyendo así los costos de distribución y que todos disfrutaran del servicio de agua por igual. No se puede detener el fluir de un río, como tampoco puede estancarse este proceso en la realización de este diminuto sueño que, paradójicamente, no terminará en el mar de su realización; como nunca termina un río, sino que se convierte en mar.
Uno de los desarrolladores de estos terrenos otorgó gratuitamente un espacio de terreno para la edificación de un tanque, en lo más alto de todo este hermoso suelo. Se construyó diligentemente, dicho tanque, con la capacidad de almacenaje de 23,000 galones de agua. Así se completaba un sistema diseñado para servir a unas 65 familias.
Con el transcurso de los años, la Comunidad experimentaba el aumento demográfico, y así mismo, se incrementaba el consumo del preciado líquido. Crecer, en cualquier aspecto, siempre tiene su costo. Por lo tanto, esta comunidad aún en formación, aunque mejor definida, requirió de mayor sacrificio de cada uno y del compartir amoroso de lo más elemental como el agua, la vivienda, los frutos cultivados, etc.
El Acueducto del Pueblo de Dios: Jesús, Señor y Rey evolucionaba progresivamente. Llegó al punto en que unas 240 familias disfrutaban de sus incontaminadas aguas. Por tal razón, se presentó la urgencia de expandir y actualizar toda su infraestructura, utilizando los nuevos avances tecnológicos. Ante la necesidad de atender de manera más eficiente, todo el proceso de extracción y distribución de tan imprescindible don como lo es el agua, en el año 2004 el Pozo tuvo su segundo génesis: la corporación sin fines de lucro, Pozo de Agua, Inc. Su propósito ha sido y es administrar eficientemente el acueducto, brindar un servicio de excelencia, y a la misma vez, conseguir acceso a otros beneficios y ayudas que ofrecen las agencias del gobierno, tanto estatales como federales, sin omitir el cumplimiento de las regulaciones requeridas por estas. El sueño no se detiene, pues no queremos despertar; sino continuar disfrutando de un segmento de ese sueño.
Al presente, la Comunidad disfruta de un acueducto que es reconocido en los diferentes foros: por su organización, por su excelente servicio y la alta calidad de su agua. Esta historia no ha llegado a su desenlace. Futuras generaciones sabrán de este sueño. Parte de su cumplimiento está hoy en nuestras manos; la continuación de este sueño, está, tal vez, en las tuyas, o en manos tiernas, en las cuales aún no han brotado los capullos.
¡Damos gracias al Señor por el regalo del vital recurso del agua, por dirigirnos a hacer el mejor uso de ella y por permitirnos realizar un segmento de este sueño!
El Pozo continúa su curso… Este ha sido solo el génesis y sus indispensables pasos hasta la juventud, pero esta historia, otros la completarán; pues este es un Pozo de todos y para todos los que se acercan a beber de sus aguas.
Se ha repetido la historia del Pozo, cuyos hechos convergen en el río del tiempo. Desde antaño estos acontecimientos ocuparon las páginas de la historia y llegaron hasta nosotros. Leemos en el siguiente pasaje del Antiguo Testamento otro fragmento de la historia de un Pozo semejante al nuestro, pero que tal vez perdió su vigencia; sin embargo, el sueño y el espíritu que lo impulsaba, continúa.
Números 21, 16b – 18:
16 Este es el pozo donde el Señor dijo a Moisés: “Reúne al Pueblo y les daré
agua.”
17 Los israelitas cantaban esta canción:
“¡Brota, pozo! Cántenle.
18 Pozo que cavaron príncipes,
que abrieron jefes del Pueblo,
con sus cetros, con sus bastones.”
Mencionaremos un detalle adicional en esta historia, y es que Dios nos ha conducido hasta vivir semejantemente a cómo vivía aquella primera Comunidad de los Hechos de los Apóstoles. El Pozo permanece aún en nuestros días y provee a numerosas familias y vidas, este sagrado don: Agua.
Afirma un proverbio inglés: “No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo.” Nuestro pozo no se secará porque está lleno, no solo de agua, sino del sacrificio y la entrega de muchos; y sobre todo, porque lo está nutriendo constantemente, un Manantial de Agua Viva.
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Bo. Borinquen, Caguas, P.R. 00725-9420
Correo electrónico: ppozodeagua@gmail.com
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